Hay personas que se creen estar a la última moda por llevar un septum o las orejas dilatadas. Lo que no saben es que, en realidad, están imitando a cientos de tribus que tienen entre sus tradiciones más valiosas las perforaciones y modificaciones corporales. Ese mismo piercing en la nariz lo lleva una chica de Nueva Guinea y agujerearse el ombligo viene desde el antiguo Egipto. Eso sí, hay diferencias. Por lo general, para estas tribus tiene un significado arraigado y mucha historia. El body piercing ha sido siempre una forma muy interesante para adornar el cuerpo, aunque los motivos detrás del uso de los piercings cambia dependiendo de cada cultura.
Ya en la época romana los piercings servían para diferenciar las diferentes castas. Eran un símbolo para saber a qué posición social pertenecías. Los centuriones con más poder y los gladiadores más valientes se anillaban los pezones para demostrar valor. Aunque también tenían un sentido más práctico: sujetar las capas cortas de su indumentaria. Un significado similar tenía para los egipcios. Para ellos, un piercing era un adorno restringido a la realeza.
En América del norte encontramos a la tribu Tlingit, para los que la boca tenía un significado especial. Para las mujeres el uso del piercing representaba la transición de la pubertad a la madurez sexual. También en algunas tribus Sioux, los jóvenes que querían convertirse en en guerreros debían superar una prueba que consistía en perforarse el pecho con garfios colgándose con cuerdas a un árbol hasta desgarrar la piel. ¿Os suena? Es lo que hoy se conoce como suspensión (aunque sin llegar a un punto tan extremo). En Alaska, la perforación tenía el mismo significado. Principalmente se perforaban el labio y algunos hombres también su nariz y orejas con materiales como hueso, conchas o vidrio. Para ellos significaba el paso al mundo adulto, el hecho de que un joven se convirtiese en cazador.
Mujeres Masái |
En América del Sur, también en la actualidad, los indios Cashinahua tienen la costumbre de perforarse la nariz y adornársela con plumas de colores según el rango que ocupasen. En Brasil, los Chavantes se adornan con pendientes de madera, cuerdas enrolladas alrededor de tobillos y cuello y con un cono amarillo tapando su pene.
Fuente: elcuerpo.es
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